Biografías de Maniseros Ilustres
ÁNGEL
NADAL MONERA
Cura de Estivella
Manises, 28 de junio de 1897
Picadero de Paterna, 26.09.1936
Nació
en Manises el 28 de Junio de 1897. Sus padres se llamaron Gaspar
Nadal Vento y María Monera Gil. Fue el menor de siete hermanos, que
fueron educados cristianamente. Todos los días rezaba el Santo
Rosario en familia.
Cuando
tenía unos nueve años, y en poco tiempo, fallecieron sus padres. Ya
entonces supo dar a conocer su reciedumbre cristiana. Estando para
expirar su madre se encontraba alrededor de la cama toda la familia
rezando el Rosario, que dirigía Ángel, al terminarlo añadió un
padre nuestro por el eterno descanso de su alma, percatándose con
este gesto sus familiares de que había fallecido.
Con
los primeros barruntos de una incipiente vocación al sacerdocio,
entró de pequeño en el Seminario Conciliar de Valencia, donde cursó
los estudios de humanidades, filosofía y teología.
Recibió
el presbiterado el 10 de Junio de 1922, sábado, témporas de la
Santísima Trinidad, en la Iglesia Catedral, de manos del arzobispo
de Valencia, Don Enrique Reig y Casanova, que a finales del mismo
año, el 11 de Diciembre, el papa Pío XI lo creaba cardenal con el
título de San Pedro in Montorio, y tres días después lo
preconizaba arzobispo primado de Toledo.
El
domingo día 18, del mismo mes de Junio, celebró su primara misa
solemne en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de Manises.
Fueron padrinos: Juan Bautista Huerta Aviñó y Francisca Mas Lerma.
Exaltó las glorias del sacerdocio el escolapio padre Calasanz
Rabasa. Por aquellas fechas se encontraba en Manises Monseñor
Atanasio Vicente Soler y Royo, obispo misionero, que quiso con su
presencia resaltar la primera misa de Ángel Nadal.
Villanueva
de Castellón fue el primer campo de su trabajo ministerial como
coadjutor. Esta importante población de la Ribera Valenciana supo de
su alegría, jovialidad, sencillez, que proyectó con una entrega sin
igual en toda la feligresía y de un modo especial en la niñez y
juventud.
Tuvo,
a continuación, que prestar el servicio militar, que una vez
concluido pasó como coadjutor de la Parroquia de Nuestra Señora del
Rosario en el populoso poblado marítimo de Cañamelar. Allí su celo
pastoral le llevó a preocuparse por los pescadores y de todos
aquellos que se dedicaban a las faenas del mar.
En
1929 el arzobispo Don Prudencio Melo y Alcalde (1923-1945) convocó
concurso de curatos.
El
13 de Agosto de aquel año el Ministerio de Justicia y Culto aprobaba
las propuestas elevadas por el Arzobispo para la provisión de los
curatos vacantes, nombrando a los sacerdotes que ocupaban el primer
lugar de las ternas respectivas.
Con
fecha del 27 de aquel mes se hacía público en el BoletínOficial
del Arzobispado de Valencia.
Don
Ángel participó en este concurso, obteniendo la Parroquia de
Villahermosa del Río. Población con mucha historia y con muchas
obras de valor artístico n su Iglesia Parroquial y en las ermitas
que tiene en su demarcación parroquial.
Esta
importante población de cerca de 3.000 habitantes, en aquella época,
era cabeza de arciprestazgo de los pueblos de la comarca del Mijares,
en la provincia de Castellón, que hasta fechas recientes perteneció
a la diócesis de Valencia.
Como
cura arcipreste don Ángel realizó una gran labor pastoral, primero
en la misma comunidad parroquial, que amorosamente atendió, luego en
su atención a los sacerdotes que llegaban a los pueblos del
arciprestazgo, con su sacerdocio estrenado y que, por ello,
necesitaban orientación y ayuda.
Encontrándose
en Villahermosa del Río se proclamó en 1931 la República.
Una
noche a altas horas le llamaron para administrar los últimos
sacramentos a un hombre que todos le temían, y le llamaban <<
el tío rojo >>. A pesar de lo intempestivo de la hora fue,
como buen pastor, a cumplir con su obligación.
Luego
pasó a regir la Parroquia del pueblo de Museros. Allí, en medio de
las dificultades, con gran celo apostólico y con grandes ánimos se
hizo de querer de los católicos de la localidad.
La
revolución de 1936 lo encontró siendo cura de Estivella, pueblo
enclavado en el Camp de Morvedre.
A
mediados de Agosto fue clausurado el templo parroquial, que no fue
obstáculo para que don Ángel siguiera acudiendo a la Iglesia y
celebrase la Eucaristía a puertas cerradas.
A
finales de dicho mes se le urgió que abandonase la casa abadía.
Gran parte del vecindario le ayudó a trasladar los muebles a su
nuevo domicilio.
Al
continuar corriendo peligro su vida se le trasladó a un lugar
secreto que nadie supiera. Era el desván de una casa, donde pasaba
la mayor parte del tiempo dedicado a oficiar la Eucaristía y a sus
devociones. Ale acompañaban su hermana María y su sobrina Josefina.
Ante
la impresión de que la contienda civil se iba a prolongar más de lo
previsto, de acuerdo con sus familiares, decidió trasladarse a
Manises, a casa de su hermano Gaspar.
El
24 de Septiembre fe detenido y conducido a la Cárcel de las
Milicias, en el entonces Convento de las Carmelitas. Allí se
encontró con el Cura Párroco Don Vicente Aviñó, y el franciscano,
Padre Juan Bautista Botet. Solo dos días estuvo detenido, ya que en
la madrugada del día 26, junto con el párroco, el padre Juan
Bautista Botet y el sacerdote Marcos Vilar recibió el martirio, por
su condición de sacerdote, en el Picadero de Paterna.
Sacerdote
jovial y sencillo, de vida ejemplar y fervoroso, como lo fuera en su
vida de Seminario, dejó a su paso por las parroquias que ejerció el
ministerio, un dulce ambiente, de simpatía y bondad; caritativo con
los pobres, y sobresaliendo, sobre todo, su devoción a la
Eucaristía; de esto último justifica el hecho de que en todos los
pueblos por donde pasó dejo fundadas las Marías de los Sagrarios.
Sus
restos mortales, junto a los demás sacerdotes mártires, descansan a
los pies del Sagrado Corazón de Jesús de la Iglesia Parroquial del
San Juan bautista de Manises.
Arturo
Llin Cháfer
Testigos
de Jesucristo 1999.
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