MOROS I CRISTIANS 2024

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martes, 9 de septiembre de 2014

ÁNGEL NADAL MONERA, SACERDOTE MANISERO.


Biografías de Maniseros Ilustres


ÁNGEL NADAL MONERA
Cura de Estivella
Manises, 28 de junio de 1897
Picadero de Paterna, 26.09.1936

Nació en Manises el 28 de Junio de 1897. Sus padres se llamaron Gaspar Nadal Vento y María Monera Gil. Fue el menor de siete hermanos, que fueron educados cristianamente. Todos los días rezaba el Santo Rosario en familia.

Cuando tenía unos nueve años, y en poco tiempo, fallecieron sus padres. Ya entonces supo dar a conocer su reciedumbre cristiana. Estando para expirar su madre se encontraba alrededor de la cama toda la familia rezando el Rosario, que dirigía Ángel, al terminarlo añadió un padre nuestro por el eterno descanso de su alma, percatándose con este gesto sus familiares de que había fallecido.

Con los primeros barruntos de una incipiente vocación al sacerdocio, entró de pequeño en el Seminario Conciliar de Valencia, donde cursó los estudios de humanidades, filosofía y teología.

Recibió el presbiterado el 10 de Junio de 1922, sábado, témporas de la Santísima Trinidad, en la Iglesia Catedral, de manos del arzobispo de Valencia, Don Enrique Reig y Casanova, que a finales del mismo año, el 11 de Diciembre, el papa Pío XI lo creaba cardenal con el título de San Pedro in Montorio, y tres días después lo preconizaba arzobispo primado de Toledo.

El domingo día 18, del mismo mes de Junio, celebró su primara misa solemne en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de Manises. Fueron padrinos: Juan Bautista Huerta Aviñó y Francisca Mas Lerma. Exaltó las glorias del sacerdocio el escolapio padre Calasanz Rabasa. Por aquellas fechas se encontraba en Manises Monseñor Atanasio Vicente Soler y Royo, obispo misionero, que quiso con su presencia resaltar la primera misa de Ángel Nadal.

Villanueva de Castellón fue el primer campo de su trabajo ministerial como coadjutor. Esta importante población de la Ribera Valenciana supo de su alegría, jovialidad, sencillez, que proyectó con una entrega sin igual en toda la feligresía y de un modo especial en la niñez y juventud.

Tuvo, a continuación, que prestar el servicio militar, que una vez concluido pasó como coadjutor de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario en el populoso poblado marítimo de Cañamelar. Allí su celo pastoral le llevó a preocuparse por los pescadores y de todos aquellos que se dedicaban a las faenas del mar.

En 1929 el arzobispo Don Prudencio Melo y Alcalde (1923-1945) convocó concurso de curatos.

El 13 de Agosto de aquel año el Ministerio de Justicia y Culto aprobaba las propuestas elevadas por el Arzobispo para la provisión de los curatos vacantes, nombrando a los sacerdotes que ocupaban el primer lugar de las ternas respectivas.

Con fecha del 27 de aquel mes se hacía público en el BoletínOficial del Arzobispado de Valencia.

Don Ángel participó en este concurso, obteniendo la Parroquia de Villahermosa del Río. Población con mucha historia y con muchas obras de valor artístico n su Iglesia Parroquial y en las ermitas que tiene en su demarcación parroquial.

Esta importante población de cerca de 3.000 habitantes, en aquella época, era cabeza de arciprestazgo de los pueblos de la comarca del Mijares, en la provincia de Castellón, que hasta fechas recientes perteneció a la diócesis de Valencia.

Como cura arcipreste don Ángel realizó una gran labor pastoral, primero en la misma comunidad parroquial, que amorosamente atendió, luego en su atención a los sacerdotes que llegaban a los pueblos del arciprestazgo, con su sacerdocio estrenado y que, por ello, necesitaban orientación y ayuda.

Encontrándose en Villahermosa del Río se proclamó en 1931 la República.

Una noche a altas horas le llamaron para administrar los últimos sacramentos a un hombre que todos le temían, y le llamaban << el tío rojo >>. A pesar de lo intempestivo de la hora fue, como buen pastor, a cumplir con su obligación.

Luego pasó a regir la Parroquia del pueblo de Museros. Allí, en medio de las dificultades, con gran celo apostólico y con grandes ánimos se hizo de querer de los católicos de la localidad.

La revolución de 1936 lo encontró siendo cura de Estivella, pueblo enclavado en el Camp de Morvedre.

A mediados de Agosto fue clausurado el templo parroquial, que no fue obstáculo para que don Ángel siguiera acudiendo a la Iglesia y celebrase la Eucaristía a puertas cerradas.

A finales de dicho mes se le urgió que abandonase la casa abadía. Gran parte del vecindario le ayudó a trasladar los muebles a su nuevo domicilio.

Al continuar corriendo peligro su vida se le trasladó a un lugar secreto que nadie supiera. Era el desván de una casa, donde pasaba la mayor parte del tiempo dedicado a oficiar la Eucaristía y a sus devociones. Ale acompañaban su hermana María y su sobrina Josefina.

Ante la impresión de que la contienda civil se iba a prolongar más de lo previsto, de acuerdo con sus familiares, decidió trasladarse a Manises, a casa de su hermano Gaspar.

El 24 de Septiembre fe detenido y conducido a la Cárcel de las Milicias, en el entonces Convento de las Carmelitas. Allí se encontró con el Cura Párroco Don Vicente Aviñó, y el franciscano, Padre Juan Bautista Botet. Solo dos días estuvo detenido, ya que en la madrugada del día 26, junto con el párroco, el padre Juan Bautista Botet y el sacerdote Marcos Vilar recibió el martirio, por su condición de sacerdote, en el Picadero de Paterna.

Sacerdote jovial y sencillo, de vida ejemplar y fervoroso, como lo fuera en su vida de Seminario, dejó a su paso por las parroquias que ejerció el ministerio, un dulce ambiente, de simpatía y bondad; caritativo con los pobres, y sobresaliendo, sobre todo, su devoción a la Eucaristía; de esto último justifica el hecho de que en todos los pueblos por donde pasó dejo fundadas las Marías de los Sagrarios.

Sus restos mortales, junto a los demás sacerdotes mártires, descansan a los pies del Sagrado Corazón de Jesús de la Iglesia Parroquial del San Juan bautista de Manises.

Arturo Llin Cháfer
Testigos de Jesucristo 1999.

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