viernes, 12 de septiembre de 2014
LUCIO GALLEGO HUERTA, MANISERO CERAMISTA E INDUSTRIAL.
Biografías de Maniseros Ilustres
LUCIO
GALLEGO HUERTA
Manises, 00.00.1885 / 16.02.1951
(a los 66 años)
Ceramiste-Industrial
Ceramista-Industrial
Nació
en el año 1885. Sus primeros estudios los realizó con el maestro
Buenaventura Guillem. Estudia bachillerato en los Escolapios, y a los
diecisiete años, su padre, alfarero especializado en trabajos al
torno (trabajar al aire-Fent a l'Aire, tal y como decimos en el argot
manisero), y más tarde propietario de una fábrica de azulejos
situada en los viñedos (actualmente ya desaparecidos por la
ampliación de la Ciudad y junto a la estación de vía ancha, por
donde camina desde finales del siglo pasado Siglo XIX el tren de
Valencia a Lliria, gracias al ingeniero manisero Rafael Valls David)
le reclama como ayuda principal en la dirección de la empresa.
Lucio
Gallego fue un eficiente colaborador, junto con el resto de las
fuerzas vivas de Manises, en la consecución de la Escuela de
Cerámica de Manises y en las primeras gestiones pera ubicar el
aeropuerto en terrenos maniseros. Era un polifacético, pues además
de su íntegra dedicación a la industria del azulejo, aún le
quedaba tiempo para realizar gestiones realizadas con la ganadería,
la agricultura, la industria en general y el comercio.
En
1931 – 1932, ensayó en su industria el corporativismo en sus
primeros albores y sobre todo la participación de los obreros en los
beneficios empresariales.
De
su fábrica salieron varios ceramistas que más tarde, por su
capacidad, fueron eficientes industriales. Por ejemplo, tenemos a
Antonio Olmos, creador de unas fábricas dirigidas por sus hijos,
dignas del mejor encomio. Antonio Olmos dirigió la fábrica de Lucio
Gallego, durante el paréntesis largo, mientras en joven Gallego
reposaba de una dolencia estomacal, hasta ser operado por el cirujano
García Guijarro, después de su venida de Alemania.
En
cuanto a la industria azulejera, Lucio Gallego puso en práctica los
hornos de pasaje, eficiente adelante en esta fabricación. Estos
hornos eran alimentados primeramente por electricidad y más tarde
con fuel-oil. Durante nuestra guerra civil, y en la posguerra, el
combustible para el gasójeno, por carencia de fuel-oil, era el
carbón, la leña o las cáscaras de almendra.
Fue
uno de los primeros en los ensayos del horno túnel. Gracias a sus
constancia y a sus progresos en este sector, llegó a situarse por su
importancia entre los primeros del ramo. Exportaba los fabricados,
tanto en blanco como en colores, a Cuba e Inglaterra.
Su
carácter inquieto y polifacético le llevó a fundar, años más
tarde, una empresa industrial de semitransformados de metales no
férricos, llegando a alcanzar en esta actividad un puesto relevante
dentro del ámbito provincial.
Sus
descendientes, si bien no continúan con la industria del azulejo,
además de sus nuevas fundaciones por cuenta propia, han ampliado y
potenciado al máximo algunas de las actividades de Lucio Gallego, a
quien veneran, no solo como buen padre y buen católico, sino como un
fundador práctico y de calidad industrial y comercial.
En
si memoria, y para mayor prestigio de Manises, la Familia
Gallego-Vilar, descendiente de aquel ceramista azulejero y
polifacético de principios de siglo, ha fundado el Premio Ciudad de
Manises, dentro de la organización del anual Concurso Nacional de
Cerámica, que este año (1983), en su undécima edición ha estado
dotado con 200.000 pesetas y que ha sido otorgado a Carmen Ballester
Remolar, de Onda, por su obra <<< Fragments>>>.
José
María Marticorena Ruiz
Crónica
en el Periódico Levante del 6 de Enero de 1983.
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