viernes, 6 de marzo de 2015
MANISEROS ILUSTRES: DON ADELO CÁRCEL RAMOS, COMISARIO DE POLICÍA Y ESCRITOR
BIOGRAFIES DE MANISERS ILUSTRES
BIOGRAFÍAS DE MANISEROS ILUSTRES
25-08-1983. Foto de
familia. De izquierda a derecha: el niño
Jaime Cárcel Trullols, Dª. Rosa Trullols, Dª. Mila Cárcel junto a su marido
Juan Micó, Monseñor Vicente Cárcel, su hermano Jaime Cárcel y el niño Vicente Cárcel. En el centro, D. Adelo Cárcel
Ramos y junto a él, de pie, su señora, Dª. Vicenta Ortí Calvo.
DON ADELO CÁRCEL RAMOS
La Portera (Requena), 24.03.1907
00.00.0000
Por José Luis de Tomás
En Manises, se le conocía como D.
Adelo y en la Jefatura Superior de Policía de Valencia era conocido
como señor Cárcel. Era manisero desde el año 1934, fecha en que
contrajo matrimonio y se vino a vivir a nuestra ciudad. Por deseo
propio, todos le conocían por el Comisario Adelo, aunque su
verdadero nombre era Adelaido Cárcel Ramos.
Este manisero ilustre había nacido
en el seno de una familia de labradores el día 24 de marzo de 1907,
en la pequeña aldea conocida como La Portera, distante unos 10 km.
de Requena. A los 11 años ingresó en el Seminario de Cuenca.
En sus “Memorias autobiográficas”, narra el accidentado viaje
desde su aldea al seminario: en carro, hasta Requena; en tren,
hasta Utiel; y, finalmente, en coche de línea hasta Cuenca.
Cuenta que, al llegar al puerto de Contreras, se detuvo el autobús
en una curva, ya que no podía con el peso del pasaje. Los viajeros
subieron a pie, por un atajo, hasta la cumbre, donde pudieron subir
de nuevo al autobús y continuar viaje.
En 1927 abandonó el seminario,
donde había cursado Humanidades, Filosofía y dos años de Teología,
además de Latín y Griego. Cuando trató de convalidar sus estudios
religiosos, se le dijo que debía estudiar de nuevo el bachiller si
quería obtener el título, empezando por el examen de Ingreso.
Estudió con tesón hasta obtener su Bachiller. Y llegado a ese
punto se planteó fríamente el futuro. Pensó en opositar para poder
ingresar en la Academia General Militar de Zaragoza. Pero su deseo se
vio frustrado por el advenimiento de la República de 1931, que
clausuró dicha academia. Entonces buscó, entre las oposiciones que
se ofertaban, la que más le cuadrara. Y decidió preparar la
oposición para ingresar en el Cuerpo General de Policía. Tras
aprobar la misma, siguió un curso en la capital de España, siendo
su primer destino Madrid, como escolta del Ministro de
Justicia, D. Álvaro de Albornoz.
Su destino en Valencia le llevó a
la Jefatura Superior de Policía, que entonces se hallaba en la calle
Samaniego, en el edificio del que fuera Palacio de los barones de
Terrateig. Dicho edificio fue anegado, andando los años por la riada
de 1957, siendo trasladada la Jefatura a la Gran Vía.
Llevaba un año en Valencia, cuando
conoció a D. Julián Uviedo, por cuyo conducto conoció en Manises a
“una chica morena, de buena presencia, de 22 años, llamada
Vicenta. Y decidieron casarse en la primavera de 1936, pero el
comienzo de la guerra, les obligó a posponer la fecha. Contrajo
matrimonio con Dª. Vicenta Ortí Calvo el 24-08-1939. Tuvieron tres
hijos: Vicente, actualmente Monseñor Vicente Cárcel, que tiene más
de 50 libros de historia publicados; Jaime, Ingeniero
Industrial y Arquitecto; y Mila, doctora en Filosofía y Letras y
profesora universitaria.
El alzamiento nacional de 18 de
julio de 1938 le sorprendió, pues, en Valencia, que era zona
republicana. Recuérdese que el gobierno de la República que
presidía Azaña, tenía la sede del gobierno en Valencia. Por tal
motivo, nuestro manisero fue encarcelado, desde el 20 de septiembre
hasta el 23 de octubre de 1936, por el único motivo de ser católico
practicante. Al regresar a la Policía prestó los servicios propios
de la profesión, como funcionario público. Y al finalizar la
guerra, al llegar las depuraciones, por haber estado trabajando
en zona republicana, se le expulsó del Cuerpo General de Policía y
se quedó en la calle, absolutamente abandonado. Pero se hicieron las
gestiones adecuadas y se pudo demostrar que nuestro manisero actuó
como un funcionario público, ajeno a otras cuestiones. Finalmente
fue rehabilitado en la Jefatura de Policía.
Tiene varios libros inéditos,
mecanografiados y encuadernados, de un valor incalculable. Son textos
escritos con el tesón de un cronista oficial, que llegan hasta las
raíces de las materias tratadas. Se pueden destacar los siguientes
títulos:
“Historia del
Clero Diocesano de Cuenca”. 2 volúmenes, con unas 1800 páginas.
“La aldea de la
Portera.” Genealogías familiares de los vecinos. 400 páginas que
analizan las costumbres, matanza del cerdo, fiestas y
tradiciones de la población
“El clero del
Arziprestazgo de Requena. 400 páginas.
“La aldea de
Los Pedrones. 350 páginas.
“Las aldeas de
Hortunas y el Rebollar. 500 páginas.
Intervino durante mucho tiempo en
Radio Manises, con un programa titulado “Galería del Hampa”.
En él se narraban diversos sucesos en los que intervino la policía.
También se alertaba de las estafas, hurtos, robos y defraudaciones
más frecuentes.
Año 1972. D. Adelaido Cárcel Ramos besa la mano a S.S.
Pablo VI, en Castelgandolfo.
Era un hombre culto, muy leído y
con una memoria envidiable. En 1963 intervino en un programa
radiofónico “De 500 a 500.000 pesetas.” Nuestro manisero ilustre
se presentó al concurso sobre el tema “San Pío X”. Se trataba
de ver quién conocía más profundamente la biografía del
papa S. Pío X. Ganó un premio de 50.000 ptas. Las circunstancias de
la vida hicieron que su hijo, Monseñor Vicente Cárcel, pasados
muchos años, se encontrara en Roma con José Luis Pécker, locutor
que llevó el concurso citado anteriormente. Y le hizo una
confidencia. Su padre debía haber ganado las 500.000 ptas. Pero
estaba pactado que no llegara a esa cantidad, pues era muchísimo
dinero para la firma patrocinadora. La respuesta a la última
pregunta la dieron por mala. Pero no era cierto. Había dos libros
que daban una versión diferente de lo preguntado, y no aceptaron la
respuesta, que siempre habría sido mala, respondiera lo que
respondiera.
Este manisero ilustre, de gran
preparación humanística y cristiana, era hombre muy leído y de
vasta cultura. Tras él quedó un sustrato cultural en la policía y
su bondad dejó una huella imborrable a su alrededor. Este hombre
cultísimo, no pudo ver publicadas sus obras.
Como se ha visto, su vida tuvo
lances de auténtico peligro, que superó con tenacidad.
Siempre guardó silencio respecto a tales avatares, pero le serían
de aplicación las palabras del escritor francés, Alejandro Dumas:
“Aquel tiempo tan feliz en que fuimos tan desgraciados.”
.
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